Cacín sentó cátedra

Opinión


Cacín honró, y recuperó la memoria, de uno de sus hijos más ilustres.

 Nuestros pueblos, carentes de expectativas, cada día más despoblados como ejemplo de esa España que se va quedando vacía, al tiempo que olvidados de planes económicos que desde los poderes públicos debería impulsar su desarrollo se ven, sin embargo, sumidos en esa espiral de envejecimiento y abandono.

 Todas nuestras poblaciones han tenido un pasado que añoran en cierto modo, cuando la vida fluía por sus calles animada por esa chiquillería juguetona que todo lo inundaba y era sinónimo de ambiente y vida, pero poco a poco se fueron apagando, y el silencio y el vacío se fue adueñando de nuestras calles, y con él también se fueron apagando empresas, establecimientos, bares, fiestas, actividades sociales y culturales….

 La desidia, el desencanto y, en cierta forma, la falta de perspectivas hacen que también abandonemos en ocasiones la necesidad de seguir luchando porque venga un futuro mejor, que no hay lugar a dejarse arrastrar por el desánimo, que todo lo que podamos hacer debe ser acometido desde la recuperación de tradiciones, que no se pierdan los valores y encantos que tienen nuestros pueblos y nuestra gente, aportar ese granito de arena para que el desierto cultural no avance, y eso nada tiene que ver con el número de habitantes, la cultura que es el motor de esperanza debe anteponerse a ideas y rencillas, y, entre todos seguir haciendo camino, trabajar por nuestros pueblos es tarea de todos, por eso si desde este medio se ha contribuido a poner en valor cualquier aspecto olvidado de nuestras gentes, y se ha recuperado para devolver parte del orgullo olvidado, que no perdido, bienvenido sea, y en eso llevamos algunos más de cuarenta años.

 No nos queda más que felicitar a Cacín, en la persona de su alcaldesa, Josefa Ramírez, por recuperar a uno de sus vecinos ilustres, porque de estos ejemplos se deben nutrir los que de alguna manera creen que por pertenecer a una población pequeña no hay muchas salidas, y sin embargo nuestros pueblos han dado muchos personajes ilustres que es justo recuperarlos por encima de miserias humanas, porque también en esto, como en lo demás, nunca llueve a gusto de todos, pero por encima de cualquier otra cosa está en poner en valor a nuestra gente huyendo de perjuicios o ideologías que lo único que hacen es destruir o dividir, y ahora más que nunca debemos remar todos en el mismo sentido, en el de la recuperación social y económica, en volver a ponernos en el mapa, en ello nos va el futuro, y por eso todas estas acciones que se hagan encaminadas a valorarnos, y a que nos valoren, son bienvenidas.

 Y Cacín sentó cátedra, porque sentó, literalmente aunque en este caso del verbo sentar, al mayor número de catedráticos que puede haber conocido la población en torno a la figura del homenajeado, lógicamente también catedrático.