El último que apague la luz y cierre la puerta



Tras varios días de reflexión me pongo a escribir estas líneas, sabiendo mucho antes de hacerlo que voy a pisar charcos y que por tanto acabaré manchado de barro.

 No por ello voy a dejar de expresar lo que pienso públicamente, ya que al menos me servirá para desahogarme internamente y si además consigo remover alguna mente con mi reflexión, me daré por satisfecho.

 Dejar claro que mi opinión la expreso de forma personal y no como miembro de ninguno de los colectivos de los que formo parte.

 Todo viene motivado tras conocer los datos del padrón del año 2021, en el cual se constata la pérdida de población que llevamos sufriendo desde hace una década.



 Concretamente hemos perdido 200 habitantes respecto al año anterior y 600 en la última década, según en INE (Instituto Nacional de Estadística), una fuente oficial que no pongo en duda, pero pienso que estos datos están en cierta medida maquillados por la realidad, ya que la perdida de alhameños oriundos estimo que es mucho mayor.

 Creo que todos coincidiréis conmigo en que Alhama lleva tiempo sufriendo un cambio, en el cual la pérdida es de solo 600 habitantes, debido a la gran afluencia de nuevos habitantes, la mayoría de otras nacionalidades, que están amortiguando la caída del padrón.

 Llevo años viendo languidecer mi pueblo, sintiéndome como si estuviese dentro de un mal sueño del que tienes ganas de despertar, pero que no acaba nunca. Y la verdad es que se está haciendo largo.

 Mi percepción como ciudadano alhameño, es el declive constante y permanente de nuestro pueblo, reflejado en la pérdida de población continua desde hace una década, lo que me lleva a preguntarme ¿Por qué se van mis paisanos? Pero tras analizar las perspectivas actuales y de futuro que tenemos, me dan ganas de hacer yo mismo la maleta.

¿Quién tiene la culpa de esto? Pues la verdad es que desde mi punto de vista, entre todos la mataron y ella sola se murió

 El envejecimiento de la población, unido a la apatía generalizada de gran parte de la población y a la falta de iniciativas privadas, nos traen a donde nos encontramos hoy.

 Todo esto unido a la casi nula iniciativa por parte del Ayuntamiento, arrojan un panorama desastroso como no seamos capaces de revertir la situación.

 Vivimos en un municipio en el que parece que sus habitantes estamos ‘prevelicaos’, simplemente con que nos organicen un día de fiesta, pero que no dispone de un centro de día para que sus mayores puedan ser atendidos en su pueblo, y tienen todas las mañanas que subirse en una furgoneta para ir a Zafarraya.

 Vivimos en un pueblo en donde se compra el Molino Mochón, donde se están echando cientos de miles de euros (y los que quedan) para rehabilitar un cortijo viejo, que cuando se pregunta al Ayuntamiento para que servirá, nadie lo sabe.



 Mientras tanto la primera imagen que tiene un turista que viene a nuestro pueblo es la del edificio de Galerías Álvaro en el centro del pueblo, sin tejado alguno y con los cubos de basura en la puerta, siendo una magnifica metáfora de nuestro presente. 
 

 Igual todo ese dinero que se ha invertido en el Molino Mochón podría haber servido para crear unas instalaciones donde ubicar un vivero de empresas, para apostar por la generación de empleo y actividad económica, tal y como ocurre en tantos otros municipios.

 Vivimos en un pueblo donde aquellos que tienen una iniciativa empresarial o se tienen que ir del pueblo, porque no hay un solo metro de suelo industrial disponible o tienen que habilitar sus negocios en locales no adecuados para ello y a precio de oro.

 Vivimos en un pueblo, que se supone que quiere ser referencia turística y en el que no se explotan sus recursos de una manera medianamente aceptable: limpieza viaria, estado mobiliario urbano, recursos turísticos como el CIAG cerrado a cal y canto…

 Los responsables municipales deberían encargarse además del día a día del pueblo, por supuesto que es necesario cambiar aceras y quitar alguna mierda de perro de vez en cuando (de la limpieza ya hablamos otro día), también deberían interesarse por traer a Alhama proyectos generadores de empleo o al menos facilitar al que tenga la iniciativa de hacerlo, ofrecerle las herramientas para ello.

 Son 3 las legislaturas que este pueblo le ha concedido al Partido Popular, además con mayoría absoluta, por lo que no podrán decir que han tenido o tienen las manos atadas.

Es inconcebible que en la última década no se haya puesto en servicio ni un solo metro cuadrado de suelo industrial, algo que depende directamente de la iniciativa municipal, ya que desde que se aprobó el PGOU hacer 11 años, no se han preocupado de mover cielo y tierra para que se vea materializado

 Llevan ya más de 10 años en el gobierno y no consigo recordar en todos estos años ni un solo proyecto que haya generado empleo y que suponga un vertebración de nuestro pueblo de manera continua y palpable.

 En todos estos años se ha pasado de la famosa “Herencia recibida” y “la culpa es del Churrero” al yo me lo guiso yo me lo como, desde dentro del Ayuntamiento, existiendo una línea muy delgada entre el cargo público y el trabajo personal, todo ello aderezado de un sutil tufo a “como abras la boca, voy a por ti” que echan para atrás y recuerdan otros tiempos.

 Los responsables municipales deberían trabajar mucho más de lo que lo hacen por su pueblo, que les ha elegido y a cuyo cargo recordarles que se presentaron voluntariamente, en lugar de en muchas ocasiones estar más preocupados por negocios e intereses personales

Da la sensación de que la sociedad alhameña vive sumida en un silencio cómodo y cómplice, en el que no se levanta la voz por nada

 Curioso es el caso de algunas asociaciones tiempo atrás activas, participativas y reivindicativas, que han quedado relegadas a un segundo plano.

 Mención aparte merece la Plataforma por la Comarca de Alhama ¿Dónde está ahora? Da la sensación de que le ha pasado como a aquel doctor que tanto criticaba la sanidad andaluza y que cuando ha cambiado el gobierno de la Junta contra el que tanto protestaban, de nuevo callados estamos mejor.

 Si tanto les preocupa el desarrollo de Alhama y su comarca, aparte del polígono industrial ¿Por qué no se han pronunciado sobre la modificación del siguiente tramo de carretera, que probablemente arroje una carretera más estrecha? ¿Es que ninguno de sus componentes va por la carretera de Salar? ¿No saben que en Escúzar está a punto de explotar una bomba económica, que bien nos podría llegar si hubiese mejores comunicaciones?

 También hay honrosas excepciones que nos permiten tener un rayo de esperanza en esta sociedad alhameña, como es el caso de Marchando por Alhama, que sigue fomentando y luchando por sus inquietudes de manera autónoma.

 El resto de colectivos y ciudadanos parece que dormitamos plácidamente en este mal sueño en el que estamos viviendo, mientras sobrevuela por todos y cada uno de los rincones Alhama un gran cartel de Se Vende.

 Estábamos todos contentísimos por tener la carretera terminada y ya nos vamos dando cuenta para qué sirve, para que la gente venga y también para que la gente se vaya.

 A este ritmo y como no cambiemos: el último que apague la luz y cierre la puerta.

Manuel Naveros Ramos