La cría de león rechazada por el ayuntamiento y vecinos de Albolote lleva una tranquila existencia en Cacín.
10-08-2004.- Desde hace aproximadamente un año los cacineños tienen un vecino muy especial. Se trata de Kimba, un pantera león macho de seis años, propiedad de Celestino Núñez, que por distintas circunstancias, cuida su hermano Paco en los bajos de su domicilio. “Ahora quizás menos pero al principio los tremendos rugidos que daba por las madrugadas o al atardecer asustaron a más de uno pues se le podía oír en todo el pueblo”, nos comentan varios habitantes de este pueblecito de la comarca de Alhama.
El amor por los animales de los hermanso Núñez arranca en su infancia. Paco nos cuenta que su hermano siempre le contaba historia en la que los protagonistas eran jirafas, elefantes o leones. Luego vendría la forzada emigración de toda la familia a Barcelona donde pasarían cinco años y otros tantos en Gerona. Aquí Celestino comienza a construir una especie de Arca de Noé que poco a poco va llenando de animales desde palomas, tórtolas y poneis hasta un caimán o una boa constrictor. Amor por los animales que comparte con su mujer e hijas. Sin embargo, los problemas comenzaron cuando un día decidieron regresar a Granada y traerse la cría de león. Al fijar la residencia en Albolote saltaron las voces de alarma, pues tanto vecinos como ayuntamiento se negaron a acoger al nuevo inquilino pese al cumplimiento exhaustivo de todas las normas de seguridad e higiene exigidas. “Se dijeron muchas mentiras, e incluso hubo recogida de firmas,…” comenta Paco con pena al tiempo que pone su cara junto a la del felino, separada solamente por la tela metálica.
Gato de 300 kilos
Fue por esto por lo que Kimba vino a parar al número 18 de la calle San Sebastián, de Cacín. Igualmente tuvo que superar una serie de normas legales: fue aprobado en pleno municipal, publicado en bando, y no hubo ninguna objeción. De esto hace ya más de un año y en todo este tiempo la doble jaula del león se ha convertido en lugar de peregrinación de cacineños y forasteros. “Esto es siempre un río de gente. En las fiestas del año pasado vino la banda de música al pleno. Además, es muy tranquilo y le gusta que la gente venga a verlo”.
Y es que este felino es como un miembro más de la familia y del pueblo. “Mi hermano lo adquirió con 15 días y lo ha criado con biberones y dándole de comer con la mano. En realidad es como un gato de 300 kilos”, añade en tanto muestra la jaula exterior donde el león accede mientras limpian la interior. Una valla recubre toda la jaula desde el suelo al techo y completa una serie de medidas de seguridad que evite cualquier tipo de sobresalto: puertas que se abren desde el exterior,… Así mismo, un veterinario lleva un control exhaustivo de su alimentación y como, con cualquier otro animal, un estricto calendario de vacunaciones. Paco nos informa que “antes mayormente comía pollo, ahora cerdo. De cuatro a cinco kilos de carne, riñones, asaduras,… en invierno. Poco más de la mitad en verano”. ”, señala al tiempo que muestra su excelente predisposición para que todo el mundo que lo desee pueda admirar este sorprendente ejemplar.