Imágenes para el recuerdo de Cacín, El Turro y Játar



Cacín, El Turro y Játar, en sepia o blanco y negro.

25/01/2006.- Gracias, muchas gracias, en nombre de Emilia Calvente, alcaldesa pedánea de El Turro y también de Agustín Galindo, maestro del Centro de Adultos de este municipio. Éstas son las palabras que quieren hacer llegar a los vecinos y vecinas de Cacín y su pedanía El Turro que con sus aportaciones (textos, recetas, refranes, fotos,…) están contribuyendo a la recuperación de lo que actualmente ha dado en denominarse memoria histórica y que otros llaman sencillamente el pasado reciente pues forma parte de su vida. Todos esperan que en próximos meses este material se convierta en una preciosa publicación. Mientras ello sucede, ALHAMA COMARCAL continua solicitando su colaboración para que les presten sus materiales y les ofrece en primicia dos imágenes inéditas aportadas por Alfonsita, de Cacín, de gran valor histórico y emocional.
 
En la puerta de la parroquia, en 1936 (foto superior)

En la primera puede observarse un grupo de personas a las puertas de la ya desaparecida iglesia parroquial de Cacín,  hacia el año 1936 ó 1937. Llama la atención la artística arcada de medio punto del templo parroquial y el hecho de que todos los hombres que acompañan al entonces párroco, Don Emeterio, cubran la cabeza con sombrero y porten como era costumbre chaleco, chaqueta, pelliza y pantalón de pana. Además, dos de ellos posan sujetando entre sus dedos índice y anular un cigarro de aquellos que se liaban. A la izquierda un grupo de niños con boina y varias niñas se muestran en actitud expectante. Eran otros tiempos.

Maestro de Cacín, escolares de Játar

Don Emeterio Jiménez con sus alumnos de Játar (1956)

 En la segunda se puede ver un grupo de cerca de 80 niños de Játar en el curso 1955-1956, junto a su maestro, oriundo de Cacín, don Emeterio Jiménez. Por lo tanto, todos los escolares jatareños que aparecen en esta curiosa imagen rondan actualmente entre los 60 y 70 años y son padres y abuelos. Pantalones cortos grises, tirantes algunos con chaquetillas. Estoy seguro que ante su contemplación a más de uno de los protagonistas acudirán multitud de recuerdos. A mí por ejemplo me encantaría encontrar respuesta para estas preguntas: ¿ Todos los alumnos estaban con este maestro? ¿Había una maestra para las niñas? ¿En qué momento exacto se realizó la foto? ¿En qué lugar? ¿Cuántos de ellos continúan residiendo en Játar?... Y todo cuánto ustedes quieran contarnos. Por lo pronto seguro que los vecinos de esta localidad, como en el juego “¿Dónde está Willy?” irán buscando uno a uno de sus paisanos fijándose en los detalles más insignificantes y sacando a cada cual por los parecidos.

 Busquen y rebusquen en las arcas, en las cajas de zapatos, en aquél rincón olvidado, porque seguro que tienen fotografías tan emotivas como las que les hemos presentado y sería una pena que se perdieran para siempre jamás. Gracias a estas imágenes, en sepia y blanco o negro, podemos conocer detalles de nuestros parientes lejanos, muestras de urbanismo desaparecido, modas y costumbres ancestrales. Fotos de bodas, comuniones, procesiones, fiestas, escenas cotidianas, oficios,… Valen todas.