El pasado lunes 3 de agosto, con la presencia de la alcaldesa de Santa Cruz del Comercio, Ángeles Jiménez, y arropado por un buen número de vecinos, amigos y familiares, Antonio Robles Ordóñez, presentaba sus “Memorias de Santeña”.
Vídeo de la presentación de "Memorias de Santeña" (38 minutos)
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La alcaldesa hizo la introducción del acto, valorando el libro y agradeciendo al autor la dedicación que tiene para con la cultura de Santa Cruz del Comercio. Momento en el que el teniente de alcalde le entregó una pluma, como recuerdo de la velada.
Emulado a Antonio Machado, que decía que cuando hacemos público un libro ya no nos pertenece, igualmente Antonio Robles dijo que al publicar este libro dejaba de pertenecerle, que era como un pajarillo cuando abandona el nido; ya pertenece al viento. Y viento convertido en emoción, vivencias y sentimientos es lo que movió la memoria y el recuerdo de los presentes, en una mezcla de alegría y nostalgia, de reencuentro con el pasado pero desde la perspectiva del presente.
¿Qué son las memorias de Santeña?
Para situarnos; Santeña es como define el autor a Santa Cruz del Comercio, y las memorias son las recogidas por el autor, Antonio Robles, desde hace más de cincuenta años, desde la posguerra, generación de niños a la que él pertenece.
Pero quien crea que esto es un libro se equivoca, lo definía muy bien María Dolores Álvarez, vecina y amiga de siempre del autor; ‘Cuando Antonio me dio a leer el libro yo me lleve a mi casa a las personas que ahí figuran. Me reencontré con ellas’. María Dolores valoraba así sus impresiones, al tiempo que repasaba sus emociones y la figura del autor, con la sinceridad y sencillez que solo saben expresar la gente de pueblo.
Por su parte Luis Hinojosa, amigo y compañero de estudios, resaltó parte de las anécdotas que se recoge el libro, que forman parte del paisanaje y de esa historia reciente, pero forjada desde hace mucho tiempo.
La intervención del propio autor se inició de manera emotiva; ‘No podía imaginar que en la presentación de este libro no estuviese mi hermano Juan’. Su hermano Juan, a quien dedica el libro, había fallecido unos días antes, y según manifestó fue una de las personas que más le ayudó en la recopilación de datos y anécdotas. En ese momento un cálido aplauso de los asistentes que llenaban el patio del ayuntamiento de Santa Cruz del Comercio fue el homenaje espontáneo de sus paisanos a quien ya no está entre nosotros.
Antonio siguió con la presentación de su obra, desgranando emotividades y deshojando el árbol del tiempo, como el que poda, para dejar más lozana y lustrosa la historia de quienes ya nunca serán anónimos, de quienes han formado parte de la pequeña historia de cada día de algo que hace grande a un pueblo; su memoria.