Podrían ser las cinco de la Tarde, podrían ser, esa hora tan taurina y poética cuando llaman a mi puerta. No reconozco a primera vista a quien me saluda por mi nombre, pero tras dos reseñas históricas me alegra enormemente reencontrarme, tras mas de 25 años, con una figura de la letras, de la poética, y es que fuera, como el bien me recuerda en la correspondencia intercambiada en estos días, un 27 de mayo de 1989 la ultima vez que coincidimos.