El pasado verano el del año 2012, en una de esas mañana tediosas de calor sofocante, mi primo Moisés Uriarte Eizaguirre , vasco de nacimiento, como podéis comprobar por sus apellidos, aunque ya lleva entre los jameños, en sus veranos casi treinta años visitándonos, con lo cual ya es jameño pero veraniego, claro y por supuesto un servidor, dispusimos partir hacia el paraje de La Resinera para aventurarnos por el cauce de un rio con un nombre que sabe a humor castizo y que siempre en ese recorrido quisimos saber el porqué de llamarse Río Cebollón, posiblemente se refiera dicho nombre a la cantidad de plantas, parecidas a los bulbos de las cebollas que crecen a lo largo de su serpenteante vereda que se sigue a la izquierda de su cauce en dirección hacia su nacimiento.
Aquella mañana de verano no llegamos muy adentro en esta ruta, el calor era sofocante, así que los dos aventureros que la hicimos, nos dispusimos a volvernos, para en otra ocasión y dentro ya de las rutas del grupo hacerla hasta donde llegáramos.
Y así fue, de esta aventura casi hace ya un año.
El pasado domingo día 2 de junio, partimos en vehículos particulares hacia La Resinera para continuar aquella aventura de un año antes pero esta vez con nuestro grupo.
La aventura de esta ruta comenzó en el carril del GR-7, que pasa junto al centro de interpretación fue el punto de partida, atravesamos el puente sobre el rio Algar , este rio es el que recibe las aguas del Cebollón y ambos desembocan en el rio Cacín para terminar su cauce en el pantano de los Bermejales, así que el rio a investigar en esa mañana es el primero de estos tres, que va recogiendo el agua de los barrancos que se adentran en la impresionante sierra de la Almijara, hasta los confines más alejados de la misma.
Diez kilómetros cauce arriba, desde comienzo de ruta las aguas del barranco de la Culebra y el de las Alfajas (Monticana), se reúnen para que, mansamente vayan bajando hacia los ríos y los parajes antes citados.
Estos senderos, no son muy frecuentados, con lo cual es un verdadero placer recorrerlos, el caminante tiene la sensación en sus recorridos de aventurarse en los solitarios parajes de la Almijara.
El que nos ocupó en esta ruta, comienza, a la altura de la nave de ganado abandonada en mitad del bosque de pinos resineros, y es conocida como las “parieras”, a esta, se llega por el tramo del GR-7, que cogimos en el centro de interpretación, el sendero baja al cauce del rio a la derecha de este punto y se transforma una frondosa alameda, justo aquí , comenzaron los primeros pasos por su cauce y nuestras botas a acariciar las aguas puras y cristalinas que discurrían bajo nuestros pies.
Lo cierto es que las lluvias caídas en estos meses habían borrado todo rastro del sendero que desde aquí llevaba hasta la represa aguas arriba pero cerca del principio del sendero, las plantas de ribera, los zarzales, las junqueras, los chopos y álamos, son muy frondosos en este primer tramo, que poco a poco y a partir de esta represa se van transformando en pinares resineros, con las aromáticas en flor, tomillares , romero, lavandas, espliegos, y un sinfín de especies florales se van intercalando a lo largo del cauce , que ya es el único sendero a seguir.
Se van sucediendo los vadeados del mismo que por supuesto hay que cruzar unas veces más fácilmente y otras con improvisadas “pasaeras”, pero al final, dimos con la solución con el viejo dicho castellano de “perdidos al rio”, y así lo hicimos, pusimos a prueba el goretex de nuestras queridísimas botas, como premio al final de temporada.
El primer tramo hasta la represa que sostiene las avenidas de las tormentas y detiene el barro y las arenas está prácticamente perdido, hasta llegar a la misma, tramos por el agua y el ultimo en un terraplén bastante peligroso de franquear, lo hicimos con sumo cuidado, ya a partir de la represa solo quedaba pasar a la orilla izquierda y coger el viejo sendero que sube y sube hasta los barrancos más alejados y cercanos a la zona de la Monticana y a los pies del cerro de Cabañeros, en pleno corazón de la sierra de la Almijara.
Llegamos hasta donde pensamos que era una ruta prudente, paramos a comer en un extenso arenal, donde el sendero ya no estaba tan claro a unos 9 kilómetros y setecientos metros del punto de partida, río arriba, así que allí hicimos “parada y fonda”, y tras nuestras animadas charlas en medio de la nada serrana y unas fotos de recuerdo, emprendimos la vuelta desandando nuestros pasos y divirtiéndonos con el agua de este precioso río, el sendero tenia tramos donde las plantas de rivera se perdían entre unos enormes bosquecillos de helechos de un verde intenso dándole al sendero un carácter casi mágico, era sorprendente.
Poco a poco nos fuimos acercando de nuevo al camino, que entre unas choperas nos iba indicando el final de esta ruta, de nuevo conectamos con el tramo del GR-7, que atraviesa por aquí y llegamos a los coches los veinte y cinco expedicionarios, que tras cinco horas y media de ruta y casi veinte kilómetros recorridos, dimos punto final al calendario de salidas deesta temporada 2012-2013.
Ya, para rematar la faena solo nos quedaba la comida de fin de temporada que tuvo lugar al domingo siguiente, día 9, en un paraje cercano al Robledal y donde nos juntamos la gran “familia maromera” donde congregamos a cerca de noventa personas.
José Benítez “El Gallo”, nos hizo disfrutar comiendo, primero con sus aperitivos, después con una paella de auténtico lujo, y para terminar con un buen café con pastelitos de bocado y una copas o licores a elegir, para brindar por esta temporada que ha sido de las más bonitas, o quizá la más de las seis temporadas que llevamos ya en las suelas de nuestras queridísimas botas.
La Junta Directiva saliente, les desea a todos nuestros, socios, amigos y a los familiares de los mismos que pasen un feliz verano y que lo disfruten con la mayor alegría posible, a pesar de los tiempos tan duros que estamos atravesando y gracias por toda esa ayuda de moral y física que le habéis dedicado a las cuatro temporadas (2009-2013), que esta Junta saliente ha estado al frente del club.
¡Ah!, y a nuestro amigo José “El Gallo” le damos las gracias por lo bien que le ha salido todo, en nuestra comida.
Feliz verano y hasta septiembre.