María Villegas, Premio del Patronato a una Labor Alhameña, es también memoria viva del Carnaval de Alhama. Aquí nos cuenta la «aventura» de vestirse de máscara y la gracia de las murgas en la década de los 50.
A pesar del tiempo transcurrido y de la distancia (en la actualidad reside en la localidad gerundense de Sant Hilari Sacalm) guarda en su memoria y anotadas en papel gran cantidad de vivencias y coplillas carnavaleras en muchos casos escuchadas de sus padres, Claudio el Carbonero y Josefa la Jamona.
«Recuerdo cuando los carnavales estaban prohibidos y no podían salir máscaras a la calle pero había una picaresca en el pueblo y es que si la guardia civil estaba en la Joya las máscaras estaban por las Calles Bajas. Venían a las calles Bajas corriendo iban a la Joya. La mayoría de los días no pillaban a las máscaras. Era más bien como un reto a la guardia civil y a los municipales pues pese a todo salían a la calle vestidos de máscara. A los que más perseguían era a los mascarones que eran los hombres que se vestían de chica y eso no lo soportaban y si los cogían sus buenas palizas se llevaban y más de uno durmió en la cárcel», responde cuando le preguntamos acerca de sus recuerdos sobre el carnaval. También cómo en una ocasión escuchó que habían cogido a uno y lo habían tirado a la Pila de la Carrera y cada vez que sacaba la cabeza para respirar se la volvían a meter en el agua «y casi, casi lo ahogan. Así que era una aventura
atreverse a vestirse de máscara».«Recuerdo cuando los carnavales estaban prohibidos y no podían salir máscaras a la calle pero había una picaresca en el pueblo y es que si la guardia civil estaba en la Joya las máscaras estaban por las Calles Bajas. Venían a las calles Bajas corriendo iban a la Joya. La mayoría de los días no pillaban a las máscaras. Era más bien como un reto a la guardia civil y a los municipales pues pese a todo salían a la calle vestidos de máscara. A los que más perseguían era a los mascarones que eran los hombres que se vestían de chica y eso no lo soportaban y si los cogían sus buenas palizas se llevaban y más de uno durmió en la cárcel», responde cuando le preguntamos acerca de sus recuerdos sobre el carnaval. También cómo en una ocasión escuchó que habían cogido a uno y lo habían tirado a la Pila de la Carrera y cada vez que sacaba la cabeza para respirar se la volvían a meter en el agua «y casi, casi lo ahogan. Así que era una aventura
El ejemplo de ese amor por esta fiesta lo ha tenido María en su propia madre a la que no lo importaba si iba guapa o iba fea pues era de las que echaba una colcha por la cabeza, como era carbonera tenía fácil teñirse la cara de negro y se hacía la coja pues siempre estaba embarazada y la gente decía «mira esa es la Jamona» pues encima sus hijos iban detrás diciéndole «mama que te pillan los civiles» a lo que ellas les pedía se fueran por ahí. Pese a que mi padre le decía que no se vistiera ella lo hacía cada año, e incluso una vez se encontraron en la Pila de la Carrera mientras él le daba de beber al mulo y ella «ay Claudio que no me conoces». Y en efecto no la conoció pues mientras terminaba de darle de beber ella cogió por la Calla Llana para llegar antes a la casa y quitarse el traje de máscara y esperar la llegada del marido como si nada.
Igualmente recuerda una murga de finales de los 50 o principios de los 60 que iba vestida de escolares con pantalón corto con una silla pequeñita y el director de maestro con gabardina que le llegaba al suelo y gafas sin cristales. Se sentaban en corro y el maestro les preguntaba:
- ¿Cuál es la barbería más bonita del pueblo?
- (Todos) La de Tiritones
- ¿Y quién te lo ha dicho?
- El Cojo la Tita
- ¿Por dónde sale el sol?
- Por las Piedras Blancas
- ¿Y quién te lo ha dicho?
- El hijo de Porrina
Y así continuaba el interrogatorio hasta que recogían e iban cantando por la calle con todos los chiquillos detrás:
Buenos días don Gaspar
venimos a la escuela
para estudiar
También recuerda la copla de otra murga de Joaquinillo El Charol relacionada con las cartillas en las que se pegaban sellos por la compra de artículos. Una vez cumplimentada toda la cartilla el tendero te daba un premio:
(Con el lequillo típico del Carnaval, canta:
Empezó Manolo Ortega
con la cartilla y los sellos
y ahora está Antonio Molina
combinado con los ciegos
Y Camacho que está enfrente
él no para de pensar
yo solo vendo santos
qué leches le voy a dar
Yo ya estoy muy contento
lo digo de corazón
he llenado tres cartillas
(Hablado: ¿Y sabéis lo que me han regalado?)
Me han regalado este cucharón (al tiempo que levantaba una gran cucharón muy viejo)
Recuerda igualmente que los instrumentos que llevaban eran los pitos de caña a los que ponían en uno de los laterales papel de fumar y las tinas de arenques a modo de tambor para lo que le ponían algún pellejo al que restregaban ajo, al igual que las zambombas. Renglón seguido arranca con otra coplilla:
Esto que les voy a contar
que tres amigos hartos de vino
ellos pensaron ir a bañarse
Poropopón popón popón popón (bis)
Cuando llegaron al Baño
ellos echaron sus cuentas
Paco Lobello no se metiera
pa que la ropa no se perdiera
Poropopón popón popón popón (bis)
El que se quedó afuera
el hijo del Corregidor
como una broma cogió la ropa
y hacia el pueblo fue y se marchó
Poropopón popón popón popón (bis)
Cuando salieron del agua
la ropa no la veían
ellos pensaron venirse al pueblo
antes que fuera venir el día
Poropopón popón popón popón (bis)
Por la era la Bataneja
como todavía era de noche
por la revuelta, por la directa
vieron venir un coche
Piripipí, pipí, pipí (bis)
El hombre al ver aquello
a la cuneta se echaron
como salieron no lo sabemos
pero el ombligo se lo 'esoyaron'
Poropopón popón popón popón (bis)
Cómo llegaron al pueblo
no se lo puedo decir
ni en el sitio que llevaban
puesto el calcetín
Piripipí, pipí, pipí (bis)
Renglón seguido nos canta la archiconocida de «la boda de Melón con la hija de Truco, llamada Gregoria». También aclara que estas coplillas las cantaba bien su padre, bien su madre y que «no te podías descuidar pues en cuanto te pasara algo sabían ques seguro salía en el carnaval», tal y como le ocurrió a Pelusa, El sastre:
Esta es la historia señores
de la suerte de un muchacho
que empezó con poca cosa
y ahora tiene hasta despacho
Poropopón popón popón popón (bis)
Con el negocio que tiene
en lo alto la placeta
por que abajo vende coles
y arriba hace chaquetas
Como el negocio le pita
él está cómo quiere
si no fuera por el humo
del horno de los pasteles
A pelusa no le estorba
ni el humo ni la flama
y además le beneficia
por qué siempre está en pijama
Porque las niñas que le cosen
Les ganan mucho dinero
cuando se asoma al balcón
¡Madre mía, paese un grillo cebollero!
Volviendo a las máscaras explica que al igual que su madre casi todas las vecinas tenían muchas ganas de que llegaran estas fiestas para vestirse de máscaras con ropas que sacaban del arca, como las zayas de las abuelas, encajes, lazos y ellas mismas se hacían las caretas pintando los labios y los ojos sobre un trozo de tela. «La gracia está en que no te reconocieran para lo que se cambiaba en tono de voz», aclara antes de añadir una nueva letrilla de carnaval que narra lo sucedido de cuatro amigas que fueron a orinar:
Con el permiso de ustedes
vamos a contar un caso
cuatro amigas en el Paseo
todas se estaban meando
Nos vamos a la Carrera
No, que allí nos verán
¿Sabes lo que he pensado?
Meternos en un portal
Vamos al de la Morena
que nos pilla más de cerca
y a mear van las cuatro
todas ellas muy contentas
Y cuando estaban meando
ha bajado el señorito
y a las cuatro de repente
se les ha cortado el chorrito
El hombre al ver aquello
dijo loco de alegría
pues ya tenemos el agua
sin tener las tuberías.
Los cuatro culos al aire
serían muy dignos de ver
parecían meando
cuatro grifos a la vez
Un consejo le daremos
que no lo damos con guasa
cuando vayan al paseo
que salgan 'meas' de casa.
Antes de despedirnos nos canta:
De la gorra Tiritones
vamos a hacer un capote
y ahora dice Tiritones
que su gorra no se rompe
Ay tachún, tarachún, Ay tachún, talará
Ay tachún, tarachún, Ay que risa me da.
Si me quieres escribir
te diré mi paradero
vivo en la Puerta Graná
Enfrente de Cara Perro
Ay tachún, tarachún,
Ay tachún, talará
Ay tachún, tarachún,
Ay que risa me da.
Si quieres saber
quién soy
Ahora yo te lo digo
vivo en la Puerta Graná
Enfrente de Remolino.
Remolino en su corral
se tiró un peo muy gordo
ha matado cuatro gallinas
y al gallo lo dejó sordo
Ay tachún, tarachún,
Ay tachún, talará
Ay tachún, tarachún,
Ay que risa me da.
María Villegas camino de Alhama, volando hasta Granada, para los Premios Alhama
Coplillas muchas de las cuales comparte por las mañana con el grupo Emigrantes de Alhama para que no se olvide. Nos recuerda la singularidad de que solo conoció una murga femenina, la de las Costureras integrada por las niñas que cosían con Matilde Pavón siendo una de sus coplillas aprendida de su padre y que cuenta el traslado de la Pila de la Carrera desde la entrada del Paseo del Cisne a su actual ubicación, junto a la iglesia del Carmen:
Y de nuestro señor alcalde
le estamos muy agradecidos
pues nos ha puesto el Paseo
como nunca ha estado en la vida.
Pues la Carrera ya la han mudao
es un acuerdo muy bien pensao
la plaza abastos y el alumbrao
también el poyo de los boyaos.
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Las imágenes son del grupo de Facebook Alhama en Blanco y Negro