Carnaval

 

 Sin embargo, la pandemia impidió que la preparación de murgas y comparsas se realizaran con las que se esperaban, pero bueno, el Carnaval alhameño ha pasado por otra prueba que ha superado con relativo éxito.

 Y como siempre, el Domingo de Piñata estuvo sobrado de ingenio e imaginación, que parecen palabras manidas, pero que no dejan de ajustarse a nuestra forma de entender esta fiesta, que se supera con el tiempo y con las ocurrencias de los que seguimos viviendo aquí, y de los que, estando fuera, tampoco son ajenos a pasárselo en bien en el Carnaval de su pueblo, prácticamente el único Carnaval Rural que queda, si las músicas extemporáneas, fuera de lugar que están de más, de algunos establecimientos y chiringuitos no irrumpieran en el ambiente en el horario que están actuando las murgas y comparsas locales y las que llegan de fuera.

 La implicación de Javi M. Castañeda, y de los padres de los ‘Gorriones’ han vuelto a dejar asombrados al personal, espectáculo, gracia, simpatía, ocurrencias y parodias de la vida cotidiana, y este año de los grupos musicales alhameños de los 60, 70 y 80, y de cómo unos niños de menos de 15 años se han podido retrotraer a la música y asimilación de esas décadas, con soltura, temas musicales y representación en el túnel del tiempo. Los Gorriones abrieron el Domingo Piñata con la bendición de su ‘cura’ y el pregón de su ‘alcalde’ desde el balcón del ‘ayuntamiento-pensión’ de su director, en el centro de la movida carnavalera, siguiendo con ella por las calles y culminando en el escenario del Paseo del Cisne, abogando por la paz e incorporando a su estética la bandera de Ucrania.

 Por diferentes motivos se daban por perdidas algunas murgas y comparsas, pero este domingo estuvieron también los ‘Sin ton ni Son’, mermados de personal, pero sobrados de ganas, y bien recibidos y acogidos por el público alhameño, demostrando que todo es superable y que con predisposición todo es posible. Juan Antonio agradeció la acogida y la ayuda prestada por las otras murgas y comparsas.

 Por mucho que sigamos al Pitorreo, y parezca que ya conozcamos sus intervenciones y parodias, más lejos de conocerlos estamos, ya que lo que preparan en un sitio puede que en otro sea diferente, como pasó a lo largo del domingo y en el escenario del Paseo, puesta en escena, incorporaciones improvisadas, y todos los elementos conjugados para seguir disfrutando de algo nuevo y llamativo que no deja indiferente a nadie, y que forma parte de su propia idiosincrasia, cada uno a su ritmo pero todos a ritmo de Carnaval. Cerraron el Domingo de Piñata en el escenario, pero han dejado abierto el ánimo participativo para futuros años que sin duda serán esperados por quienes quieran incorporarse o les haya servido de ejemplo para formar su propia agrupación.

 Algunos se notaban que llevaban preparando el disfraz o su grupo de máscaras con algún tiempo, y en otros más improvisado, pero en todos con ese tic tan nuestro y característico que, cualquier cosa, sirve para sorprender y pasar un buen rato, y hacerlo pasar a los demás, nuestras máscaras no tienen comparación en sus parodias, y en su manera de entender el Carnaval, porque ya no sólo es el disfraz, que también, si no los diálogos más absurdos con la imaginación más afinada. Así somos, así éramos y así queremos seguir siendo, porque es la esencia de nuestra fiesta más entrañable.

 Como siempre también, murgas y comparsas de fuera que fueron pasando por el escenario e hicieron de otro nuevo Domingo de Piñata un día único, tanto para los alhameños como para los visitantes, pero que ha servido para disfrute de todos con el deseo de que cada año sea mejor que el anterior y que la participación y el ambiente sigan en aumento.