Adiós Berlín, hasta el verano.
Vuelvo a Granada...
Admito que las despedidas no me congratulan, que me duele un adiós, por lo que tiene de olvido.
Los viajes a cierta edad, no los entienden mucha gente, y te comentan:
✓ eso está muy lejos, (¹),
✓ las comidas no son las mismas, (²),
✓ ¿y si te pasa algo?, (³)
✓ ¿hablas alemán?(⁴)
y yo respondo:
¹- Prefiero la aventura a la rutina.
²- ¿es que pasan hambre los berlineses?
³- Europa es mi nación, y con mi cartilla española estoy atendido en cualquier hospital
⁴- En la década del 60, de mi pueblo Alhama de Granada, vinieron a Alemania, a trabajar sin otro bagaje cultural que el catón y las 4 reglas y a poco más de un año volvían felices, con su gran coche y dejando, para asombro teutón la noble y rigurosa huella del trabajo bien hecho.
Los ‘jameños’ supieron soñar y copar con desparpajo puestos de responsabilidad en fábricas y otras instituciones.
En fin, el mejor antídoto contra la tristeza de las despedidas es pensar en la felicidad del rencuentro.
Felicidades a:
Raimundo, Luciano, Julián, Félix Ciro, Genaro, Teodoro, Alberto y Virginia.
Hasta mañana, paz y bien.