La abundante vendimia comienza en la poda.
Mi amigo Manuel Ortega, "El Rubio", cada día, escribe o anota en su libreta de campaña, otras repasan y comprueba su libro de LA VID Y VINO (que compró en los años 30), y habla, sin titubeo, de las labores que precisa la vid, desde la poda hasta "la cata de la nueva cosecha".
Manuel realiza la poda en la menguante de febrero para que "el lloro" sea el mínimo y pasadas unas semanas, en los sarmientos, las yemas latentes comienzan su despertar.
Tras la poda, los "espaldares," de la viña quedan "tatuados" con los zarcillos que antes fueron sostén y guía de los primordios seminales.
Onomástica de:
Apolonia, Sabino, Marón, Abelardo, Nicéforo y Reinaldo.
En la imagen de Manuel García Muñoz…: Aguas abajo del Bermejales, el Río Cacín angosta sus riberas entre la desnudez de estos impresionantes canchales en los que la lengua del tiempo dibujó huellas de constancia y de silencio.
Hasta mañana, paz y bien.