Efecto Esopo.
Dejó el fabulista de la antigua Grecia tan abundosa relación de enseñanzas o moralejas en sus fábulas, que difícil fuera no hallar camino para cualquier contingencia en nuestras vidas.
Y así como acudimos a la frase "¡Que viene el lobo!" para advertir al interesado de peligro inminente, acudimos a la fábula "del murciélago y la comadreja" cuando se trata de argüir sobre la flexibilidad de adaptarse, con prontitud, sin titubeo, a cualquier circunstancia sobrevenida.
Por cierto, el murciélago salvó, con "adaptada astucia", dos veces el pellejo.
Felicitación a:
Anselmo, Eduardo, Frigidiano, Leobardo, Salvador y Marta.
Hasta mañana, paz y bien.