20-abril-2019, sábado



La mirla Ónix.

 Una mirla, en la rama de un naranjo mandarino ha hecho nido. Yo, la llamo Onix, y mantenemos una relación de curiosidad y afecto. Por las tardes baja del nido a buscar el sustento (come, sobre todo, lombricillas e insectos), algunas tardes, como hice ayer, en observar sus costumbres pongo celo.

 Había yo movido de sitio dos troncos gruesos, y..., al instante bajó Ónix del nido y removía, el terreno.

 Una tórtola que vio, el afán con que Ónix picoteaba en el suelo, quiso acercarse, husmear y detuvo el vuelo, pero ¡oh! imagen de película, que reproducir ya no puedo, (intentaré describirla, a ver si llego):

 Ónix, con movimiento ágil y directo, las alas extendidas, el pico abierto y un canto de... no estar muy de acuerdo, se lanzó hacia la tórtola, que, aunque en dimensión es más crecida es de rebote más lento, Ónix... ¡le cantó las cuarenta, la tórtola tomó las de "Villadiego" y yo, me quedé pensando la fuerza del amor de madre cuando busca a sus mirlillos sustento. (Otro día os contaré otras peripecias de la mirla Ónix)

Onomástica de:
Teótimo, Sulpicio, Vicente, Marcelino, Teodoro, Antonio, Víctor, Zenón, Cesáreo, Acindina, Severiano, Inés y Zaqueo.

Hasta mañana, paz y bien.