La otra mirada

Si en siglos venideros toda la información asequible para los historiadores procede de los archivos de El Mundo, La Razón o similares, su visión sería muy parcial.

 Lo mismo pasaría si sólo se pudiese consultar Público o Alhama Comunicación. En cualquier caso sería una visión sino sesgada, sí al menos escrita con la sensibilidad e ideología de cada uno de esos medios. Quiero creer que en el medio en el que escribo no mentimos a sabiendas ni somos dados al sensacionalismo de otra publicaciones.

 Ocurre lo mismo con todas las películas que hemos visto de romanos en las cuales el emperador es siempre un ser abyecto y despreciable y quienes a él se oponen, gente de una integridad y honradez acrisolada y a toda prueba, capaces del mayor de los sacrificios por el bien de la República, el pueblo y el Senado de Roma. Supongo que aquí ocurre como en un chiste que solía contar mi padre y que voy a contar yo a mi vez, con toda la crudeza del lenguaje alhameño que solía usar, cuando era menester, mi padre. Ocurrió en un pueblo que el cura se indispuso y pidió a un amigo que le cubriese en la misa, ante las legítimas dudas del amigo, el cura le dice: ”Nah, tu te tomas dos vasos de vino y ya está”. Al final, al preguntar el amigo que que tal ha ido la cosa, el cura le responde que bien, pero con tres fallos: ”Te dije dos vasos de vino, no dos litros, Herodes fue mu malo, pero no un hijo puta y Judas murió ahorcado, pero no de una patá en los huevos.”

 Pues eso, que si todos los datos y referencias que tenemos de esa época proceden de gente acomodada, próxima al senado y a los senadores es legítimo sospechar que tal vez, quizás, puede ser, acaso, ni Nerón ni Calígula fuesen tan malvados como nos los ha pintado el cine de romanos americano, ese que le gusta a Sabina para ver con su chica.

 Naturalmente, a mí el caletre no me da para entrar en tales averiguaciones, pero sí para leer e intentar informarme de todo o casi todo lo que provoca mi curiosidad intelectual y, entre esas cosas está la historia de Roma, que es mi historia, o la mía proviene de ese pueblo que supo crear un imperio partiendo de una aldea de pastores, o poco más.

 A lo que quiero llegar no es a santificar a ningún emperador, menos aún a esos dos que he citado; lo que pretendo, como tantas otra veces, es suscitar dudas, no sobre la historia de Roma sino sobre la actualidad política que vivimos ahora mismo en la que hay, también, gente que como en la Roma clásica, escriben al dictado de quien mejor paga.

 Ni mucho menos pretendo decir que yo sea confiable al cien por cien, pero sí que dado que no vivo de esto, mal me iría si fuese así, me puedo permitir expresar libremente lo que pienso y creo, convencido de que cuanto afirmo está comprobado, que cuando dudo es que el asunto es dudoso y que, a fin de cuentas, expreso no “mi verdad”, que es algo absurdo, verdad sólo puede haber una, si no lo que yo creo que se aproxima más a la verdad.

 Una vez más les invito a la duda, a intentar ver qué o quien está detrás de lo que se publica y, sobre todo, como en las películas de misterio y asesinatos ¿A quién beneficia?

 Dejo aquí un enlace para quien quiera ejercer la duda y preguntarse si la película es como nos la contaron o si es posible que exista otra versión. Tal vez más real.

 Y es que en definitiva, los íberos y celtíberos y otras tribus apenas hemos cambiado, tal vez la toga por el traje y chaqueta.