
La pasada noche del 20 de enero tuve la mala suerte de quedar atrapado por la nieve y fuera de la carretera. Todo ocurrió en esa curva que baja hacia el llano de Dona. Curva en la que si tuviera un contador de accidentes tendría centenares, sin duda. Curva que, dicho sea de paso, habría que ir pensando darle una solución por parte de los políticos, más ahora que se aproximan elecciones.