Patronato EA

Una historia muy alhameña

 No son muchos los pueblos y ciudades donde, durante tanto tiempo, hay un grupo de personas que, poniendo de manifiesto su hondo sentir por la tierra que les vio nacer o en la que han decidido que transcurra su vida, continúen, por encima avatares y actitudes -en ocasiones mezquinas, en otras simplemente necias y pueblerinas-, reuniéndose periódicamente y trabajando, colaborando, entregándose allí donde les es posible, por mejorar su pueblo o ciudad. Haciéndolo en beneficio de todos, sin esperar nada a cambio, sin la más mínima exclusión y sí con el respeto a cada ciudadano, sea de la tendencia que sea y piense como piense. Eso sí, siempre que el mismo, al menos, respete a los demás.

 Será la Historia, lo esta haciendo ya, la que nos diga si lo hemos hecho mejor o peor. Sin lugar a dudas, fallos hemos cometido. Siempre podíamos haber llegado más lejos, acertar más en nuestras actuaciones, profundizar en tantos y tantos aspectos, especialmente en el más constante cumplimiento de nuestros fines estatutarios, denunciando los daños que han sufrido y sufren nuestros monumentos, nuestro entorno paisajístico, nuestra ciudad árabe, y tantas y tantas cosas más. Ahora bien, nadie nos podrá decir que no pusimos nuestro mejor empeño y que, al menos, conseguimos, especial en estos últimos veinte años, despertar, en unos casos, consolidar en otros, animar en muchos, un sentido elevado del alhameñismo bien entendido, de un amor a esta ciudad y tierra no con tintes localistas y sí con  sentimientos abiertos y de nobles miras.

 El Patronato, tras cuarenta años, sobre todo en estos últimos veinte, ha sido fructífero para nuestro pueblo, su historia, sus costumbres y tradiciones, su personalidad propia y comarcal. Por ejemplo, como ya se ha dicho, en reconocer a bastante más de cien personas y entidades su entrega, labor y prestigio en favor de Alhama y que, en la casi totalidad de las ocasiones, nadie, absolutamente nadie, les había dicho ni siquiera gracias; en profundizar y divulgar de una forma generalizada y popular, en que tenemos una historia singular y hacerlo ver, grabándola en el sentimiento de los alhameños a lo largo de cada año con actividades como el Día Histórico o la Velada de los Romances -¡Que hermoso fue ver este año a más de quinientas personas en su celebración!- y así, tantas otras actividades, conmemoraciones y momentos históricos vividos en estas décadas, no como un permanecer anclados en el pasado sino como un empuje hacia adelante cuando, precisamente, más nos estamos quedando clavados, en variados aspectos, en el presente o, lo que es peor, retrocediendo gravemente. No olvidemos, por favor, que la gran patria del ser humano es la memoria, dejarla adormecer puede tener consecuencias irreversibles y dramáticas perderla para siempre.